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Mis lindas Canarias (II)

Actualizado: 3 feb 2019

Noche plácida en Bajamar, sin madrugar demasiado, para dar buena cuenta de un buen desayuno a la mesa. Héctor con sus Gofitos, Rubén con copos de avena, y el que escribe con su sufrido muesli suizo. A escasos metros daría comienzo la etapa del día, exactamente en la misma Gasolinera Disa. Etapa a priori menos dura que la de ayer, pero con un trazado sinuoso y también muy montañoso. La idea inicial era llegar hasta San Andrés por la parte norte de Santa Cruz de Tenerife, para afrontar una larga subida hasta el Pico del Inglés y la cercana Cruz del Carmen, adentrándonos en las mismas extrañas del Parque Natural de Anaga. No era empresa fácil, máxime sintiendo los dolores de piernas consecuencia directa de la etapa anterior por suelo canario. Además, se nos adicionaba la incertidumbre de la meteorología, acompañada de un viento bastante molesto. Lo primero fue parar para desprendernos de ropa. El frío canario es de otra pasta. La temperatura era baja, pero la sensación térmica era muy diferente. Así, despojados de varias capas de prendas, nos encontramos con el sorpresón del día a la entrada de Valle Guerra. El GPS nos tenía deparada una encerrona metiéndonos por el Camino de Moya y saliendo al Camino Viejo de El Boquerón, que supuso un infierno para la expedición. Rampas que superaban en varios tramos el 20% hicieron desistir a Rubén, que se dio media vuelta pensando todo lo que quedaba por delante. Y éso, por delante, el resto echaba los restos para mantenerse vertical sobre la bici. A decir verdad ninguno lo logró, pues la última y espectacular rampa dio la estocada final al grueso del pelotón. Todos a tierra, extenuados y sin aliento. Sólo la casual conversación con un conductor biker nos dio algo de consuelo: por ahí se bajan hasta en BTT.


35%
Sorpresa, sorpresa... :-O

Repuestos del susto, aunque con la barrita del Street Fighter ya en rojo y/o con el tanque de combustible en clara reserva, proseguimos la marcha. Marcha pesada hasta Tegueste, donde el tráfico se tornaba en insoportable. Así que, viendo el peligro de lluvia, el azote del viento y la empanada y caraja física del más pintado, decidimos en consenso subir al Pico del Inglés por su vertiente más corta y cercana a nosotros.


Ciertamente es un placer para todos los sentidos rodar por el corazón de la península de Anaga, en un bosque donde pueden verse conjuntados palmeras, cactus, eucaliptus y helechos. Cualquiera diría que estamos en Canarias, cuando el entorno perfectamente podría camuflarse en pleno Pirineo. El piso estaba húmedo. Tampoco era el toro tan bravo; se podía subir bastante fácil. Lo que pasaba es que, entre el esfuerzo titánico del día anterior y el palizón con los rampones anteriores, alguno no estaba ni para subir las escaleras de su casa...

Mereció la pena (y mucho) el sacrificio para llegar hasta el Mirador del Pico del Inglés. Sin duda, de las mejores instantáneas que se pueden observar en toda la isla, desde donde se puede divisar Teide y el Océano Atlántico. Aunque el volcán fue hoy muy tímido y no quiso asomarse a saludarnos en ningún momento. El frío empezó a adueñarse del pelotón, por lo que decidimos descender hacia Tegueste para cobijarnos, descansar y darnos un pequeño homenaje en un restaurante de gastronomía canaria. Lo peor fue al salir tras la ingesta alimenticia; la lluvia no dudó en complicarnos la vuelta a Bajamar por la vía rápida, aunque los escasos doce kilómetros no hicieron demasiada mella en nosotros. Llegados a Bajamar tocaba localizar a Rubén y reorganizar el viaje. Gracias al compañero Toni pudimos ducharnos. Paco seguía su estela de camarógrafo y fue el primero en abandonar la zona norte de Tenerife. Toni se quedaría unos días más para afrontar la subida al Teide, y aprovechar las piscinas naturales de Bajamar para entrenar para sus triatlones. Y el resto tomó su camino hacia San Isidro, buscando acomodo cerca del aeropuerto. El madrugón iba a ser importante, así que fue una inteligente decisión. Y en la turística playa de Las Américas cerramos este Stage deportivo y de convivencia, que supone el primero en la historia del recién nacido Komando CCC. Firmo ya porque los venideros sean iguales o parecidos... ;-)

 
 
 

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